
viernes, 31 de enero de 2014
Colonel Meow

jueves, 30 de enero de 2014
Soy vaga
Hoy no hay dibujo porque soy lo peor. Os dejo con un enlace a Deviantart donde acabo de subir un dibujo mío del amigo Hiddles que hice hace un mes o dos: http://aranluc.deviantart.com/art/Tom-Hiddleston-430612855
Dibujo es. Algo es algo.
Dibujo es. Algo es algo.
martes, 28 de enero de 2014
Dujal

Me ha costado dios y ayuda no pintarle vibrisas. De hecho se las he pintado siete veces y siete veces las he borrado porque no me cuadraban. Hum. No puede ser bueno. Un gato que se afeita es un gato loco. Lo sabré yo, que tengo uno en casa...
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lunes, 27 de enero de 2014
Colin Morgan

¿Y por qué dibujo a este chaval? Porque llevo tres días sin dibujar y algo tenía que hacer y me gustó la foto. La verdad es que lo que más me gustó fueron los ojos color azul sideral del universo, pero eso en blanco y negro (gris y negro más bien) es difícil de captar. En fin.
jueves, 23 de enero de 2014
Oldies: Flapper

Blancanieves

miércoles, 22 de enero de 2014
Oldies: Kabiride

Creo que es unos años más moderno que el anterior. La palabra kabiride es el femenino de kabire, es mitología griega (y de media docena de sitios más, por lo visto), si googleais encontraréis información contradictoria porque es una de esas cosas de las que se sabe poco y lo poco que se sabe está muy mezclado, así que a lo largo del tiempo se ha montado un jaleo inmenso en torno a esta gente. Se supone que son dioses/genios/espíritus del fuego. Muy alegórico todo. Es que de pequeña me gustaba la mitología. Y de no tan pequeña.
Creo que para la postura usé referencias, aunque bien mirado el brazo derecho (su derecha, no la mía) está un poco raruno...
Boros

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martes, 21 de enero de 2014
Oldies: Halcón

Para diferenciarlos de los modernos les voy a dar un tono sepia. No porque lo tengan (el papel de la mayoría está un poco amarilleado, pero no tanto) sino porque de algún modo tengo que hacer que se distingan.
Al mismo tiempo tendré que dibujar o postear algo más todos los días, como siempre. Así que tocamos a dos post por día hasta que cumpla mi penitencia. Allá va el de hoy:
¿Cuántos años tiene? Calculo que es de los mediados de los 90. Casi 20 años. El personaje surgió de una indigestión de la peli y los libros de Conan, que no recuerdo cuando leí, pero sí se que fue justo antes de empezar a usar internet, y eso sería allá por 1997, porque uno de mis primeros nicks fue Halcon_. Desde entonces ha evolucionado bastante. No se si alguna vez escribiré algo sobre ella. Es posible. Otro factor que me induce a pensar que es de antes de 1997 es que en algún cuaderno de anillas que hay por ahi suelto está el comienzo de la historia de otra señorita que encaja en el mismo rollo que ella y es posterior, y yo solo escribía en cuaderno de anillas antes de tener ordenador. Y tuve ordenador como por esa fecha o al año siguiente, por exigencias académicas.
Si, esta mucho más detallado que los de ahora. En mi defensa debo decir que:
a) Tiene mucho más trabajo encima.
b) Es el doble de grande, ahora trabajo en tamaño cuartilla.
c) No es un boceto, yo dibujaba así y así se quedaba, no entintaba ni coloreaba ni dios que lo viera.
d) Es de lo mejorcito.
Pero refregaba toda la mano contra el papel y quedaba todo gris y guarrón. Como he puesto el fondo con colorcillo no se nota tanto, si lo hubiera dejado blanco fliparíais. Al menos ahora soy levemente más limpia. Levemente. Y cuando pillé la costumbre de entintar y por tanto borrar el lápiz de debajo me volví a la vez más limpia y más chapucera, porque admitámoslo, si la cagas con el rotulador o con el plumín no hay borrador que valga, la has cagado, te jodes y te aguantas. Y luego llegó el escaner y la chapuza cobró mas sentido aun, porque al fin y al cabo lo que se ha jodido se arregla luego con photoshop y aqui no ha pasado nada, así que los originales a partir de cierta fecha son para llorar. Y por eso ahora estoy dibujando en plan reto. Porque he perdido la costumbre y no me mola nada.
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¡Muérdeme! / Christopher Moore
Esta mañana me he despertado muy temprano, como siempre, pero en vez de darme la vuelta y seguir durmiendo he decidido levantarme, tomarme un café y leer. Y como suele ocurrir en estos casos, he terminado la novela que estaba leyendo. Una de ellas, porque es raro que tenga menos de cinco novelas empezadas al mismo tiempo. Ya solo me quedan cuatro, pero no os preocupéis, hay muchas probabilidades de que empiece una nueva en breve. Para no perder la costumbre.
¡Muérdeme!
Christopher Moore
Bite me! 320 páginas, 2010, edición del 2011, Traducido por Lorenzo F. Díaz Buendía. La Factoría de Ideas.
¿Por qué empecé a leerlo?
Porque ya me había leído los dos anteriores y porque me leo cualquier cosa que ponga Christopher Moore en la portada. Suelen ser divertidos y entran solos. No es Pratchett, pero ayuda.
¿De qué va?
Tercera entrega de "Una historia de amor" la trilogía de vampiros en San Francisco de Christopher Moore (los libros anteriores son "La sanguijuela de mi niña" y "¡Chúpate esa!", en el original "Bloodsucking friends" y "You suck", porque para variar las coñas marineras al traducirlas se quedan en nada). Hacer una sinopsis de ésta es reventar las dos primeras, por tanto me limitaré a decir como empieza la primera: Una noche Jody se despierta debajo de un contenedor. La única parte de su cuerpo que quedaba expuesta, un brazo, está calcinada, pero se recupera rápidamente: ahora es un vampiro. No sabe ni cómo ni por qué, y no tiene ni idea de qué hacer a continuación, pero la logística se vuelve complicada cuando no puedes moverte durante el día, así que el primer paso en su nueva no-vida es conseguir a un pringao humano que le haga los recados durante las horas de luz. LLámalo esbirro. O novio. Lo que más rabia te dé.
Opinión:
Como ya he dicho, Christopher Moore no es Pratchett, pero los dos manejan el mismo género, el humor. En lo superficial podríamos decir que Pratchett escribe fantasía y Moore sobre todo terror sobrenatural, pero eso son tonterías. Pratchett es inglés y se le nota. Moore es norteamericano y se le nota todavía más. Pratchett no evita lo escabroso, pero lo describe con mucho tacto. Moore se recrea, porque es un poco cochino. Pratchett le tiene mucho cariño a sus personajes, rara vez se los carga. Moore puede que también los quiera, pero los putea sin piedad. A los dos se les da bien el absurdo y la caracterización de personajes, aunque para Moore nadie es sagrado, es decir, todavía no he visto en ninguna de sus novelas una figura de Autoridad Indiscutible, con mayúsculas, mientras que las de Pratchett están plagadas de ellas (Yaya Ceravieja, Vimes, Vetinari... gente que tiene sus debilidades, pero en su campo son imbatibles). Moore es más realista. Todos somos humanos. O no-humanos. En fin, que nadie es perfecto. Aunque por definición lo sea (tiene una novela sobre Cristo, no digo más).
Si sigo comparando a los dos no voy a parar, pero es que tienen un rollo muy parecido. Si te gusta uno es muy dificil que no te guste el otro, a menos que seas la persona más tiquismiquis del mundo. Si tengo que juzgar diré que Pratchett es mejor, pero a falta de Pratchett, ojalá hubiera más Moore pululando por el mundo.
Y ahora vamos con las novelas. Lo adecuado es leerlas cronológicamente, porque aunque parezca que no tienen nada que ver, están llenas de cameos. En esta concretamente tiene personajes comunes con "Un trabajo muy sucio" y se citan hechos concretos de ese libro, lo que es justificable porque ambas tramas suceden a la vez en la misma ciudad (toda la trilogía de los vampiros sucede al mismo tiempo que la otra novela, que tiene elipsis temporales de años, mientras que la trilogía va casi toda seguida, a piñón fijo) y algunos personajes se conocen entre sí. Sinembargo también hay un personaje de "Aleta", lo que no tiene mucha justificación más allá de que al autor le haya caido simpático y lo quiera repetir por gusto, porque esa novela transcurre entera en Hawaii.
En esta novela, creo que por primera vez (no recuerdo que lo hiciera en las anteriores o en ninguna otra) los capítulos tienen como título el nombre del personaje en el que se centra la narración, al estilo GRR Martin, o incluso están escritas en primera persona, como en el caso de los capítulos de Abby Normal, la adolescente gótica pasada de vueltas, porque son entradas de su blog. Me parece que Abby entra en la historia a la altura de la segunda novela, no recuerdo si ya usa el recurso de su blog. No me suena.
En fin, si tengo que dar una opinión concreta de este libro, diré que tenía a los de los vampiros como los más flojillos del autor ("Bufón" es el que menos me ha gustado, todo hay que decirlo, es el Rey Lear desde el punto de vista del bufón de la corte, y resulta un poco cansino para mi gusto, todos andan demasiado salidos, es cierto que en la época no había tele y en algo se tenían que entretener, pero aun así... además creo que pierde mucho con la traducción porque el autor intenta meterle jerga cockney, que por lo visto se basa en rimas, y traducido suena muy ortopédico, como una coña de "El Informal" estirada hasta lo imposible), pero ya que la trilogía está completa creo que se sostienen bien. El truco está en leerse los tres seguidos. Así todo tiene sentido. Y a ser posible, entre medias leerse "Un trabajo muy sucio", que para mi gusto es mucho mejor novela.
¡Muérdeme!
Christopher Moore
Bite me! 320 páginas, 2010, edición del 2011, Traducido por Lorenzo F. Díaz Buendía. La Factoría de Ideas.
¿Por qué empecé a leerlo?
Porque ya me había leído los dos anteriores y porque me leo cualquier cosa que ponga Christopher Moore en la portada. Suelen ser divertidos y entran solos. No es Pratchett, pero ayuda.
¿De qué va?
Tercera entrega de "Una historia de amor" la trilogía de vampiros en San Francisco de Christopher Moore (los libros anteriores son "La sanguijuela de mi niña" y "¡Chúpate esa!", en el original "Bloodsucking friends" y "You suck", porque para variar las coñas marineras al traducirlas se quedan en nada). Hacer una sinopsis de ésta es reventar las dos primeras, por tanto me limitaré a decir como empieza la primera: Una noche Jody se despierta debajo de un contenedor. La única parte de su cuerpo que quedaba expuesta, un brazo, está calcinada, pero se recupera rápidamente: ahora es un vampiro. No sabe ni cómo ni por qué, y no tiene ni idea de qué hacer a continuación, pero la logística se vuelve complicada cuando no puedes moverte durante el día, así que el primer paso en su nueva no-vida es conseguir a un pringao humano que le haga los recados durante las horas de luz. LLámalo esbirro. O novio. Lo que más rabia te dé.
Opinión:
Como ya he dicho, Christopher Moore no es Pratchett, pero los dos manejan el mismo género, el humor. En lo superficial podríamos decir que Pratchett escribe fantasía y Moore sobre todo terror sobrenatural, pero eso son tonterías. Pratchett es inglés y se le nota. Moore es norteamericano y se le nota todavía más. Pratchett no evita lo escabroso, pero lo describe con mucho tacto. Moore se recrea, porque es un poco cochino. Pratchett le tiene mucho cariño a sus personajes, rara vez se los carga. Moore puede que también los quiera, pero los putea sin piedad. A los dos se les da bien el absurdo y la caracterización de personajes, aunque para Moore nadie es sagrado, es decir, todavía no he visto en ninguna de sus novelas una figura de Autoridad Indiscutible, con mayúsculas, mientras que las de Pratchett están plagadas de ellas (Yaya Ceravieja, Vimes, Vetinari... gente que tiene sus debilidades, pero en su campo son imbatibles). Moore es más realista. Todos somos humanos. O no-humanos. En fin, que nadie es perfecto. Aunque por definición lo sea (tiene una novela sobre Cristo, no digo más).
Si sigo comparando a los dos no voy a parar, pero es que tienen un rollo muy parecido. Si te gusta uno es muy dificil que no te guste el otro, a menos que seas la persona más tiquismiquis del mundo. Si tengo que juzgar diré que Pratchett es mejor, pero a falta de Pratchett, ojalá hubiera más Moore pululando por el mundo.
Y ahora vamos con las novelas. Lo adecuado es leerlas cronológicamente, porque aunque parezca que no tienen nada que ver, están llenas de cameos. En esta concretamente tiene personajes comunes con "Un trabajo muy sucio" y se citan hechos concretos de ese libro, lo que es justificable porque ambas tramas suceden a la vez en la misma ciudad (toda la trilogía de los vampiros sucede al mismo tiempo que la otra novela, que tiene elipsis temporales de años, mientras que la trilogía va casi toda seguida, a piñón fijo) y algunos personajes se conocen entre sí. Sinembargo también hay un personaje de "Aleta", lo que no tiene mucha justificación más allá de que al autor le haya caido simpático y lo quiera repetir por gusto, porque esa novela transcurre entera en Hawaii.
En esta novela, creo que por primera vez (no recuerdo que lo hiciera en las anteriores o en ninguna otra) los capítulos tienen como título el nombre del personaje en el que se centra la narración, al estilo GRR Martin, o incluso están escritas en primera persona, como en el caso de los capítulos de Abby Normal, la adolescente gótica pasada de vueltas, porque son entradas de su blog. Me parece que Abby entra en la historia a la altura de la segunda novela, no recuerdo si ya usa el recurso de su blog. No me suena.
En fin, si tengo que dar una opinión concreta de este libro, diré que tenía a los de los vampiros como los más flojillos del autor ("Bufón" es el que menos me ha gustado, todo hay que decirlo, es el Rey Lear desde el punto de vista del bufón de la corte, y resulta un poco cansino para mi gusto, todos andan demasiado salidos, es cierto que en la época no había tele y en algo se tenían que entretener, pero aun así... además creo que pierde mucho con la traducción porque el autor intenta meterle jerga cockney, que por lo visto se basa en rimas, y traducido suena muy ortopédico, como una coña de "El Informal" estirada hasta lo imposible), pero ya que la trilogía está completa creo que se sostienen bien. El truco está en leerse los tres seguidos. Así todo tiene sentido. Y a ser posible, entre medias leerse "Un trabajo muy sucio", que para mi gusto es mucho mejor novela.
lunes, 13 de enero de 2014
Sherlock

Bueno, se ve quien es aunque tenga ojos enoooormes (a todo el mundo le pinto ojos XXL, no me preguntéis por qué) y no le haya pintado el pelo de negro, ¿no? es que sombrear con el lápiz es la guarrería más grande que existe. Hay quien lo hace bien, y eso compensa, pero yo no. Yo lo hago mal y encima queda guarrísimo. Moraleja, se queda en blanco. Os imagináis en color.
domingo, 12 de enero de 2014
Brytt

Hace años, cuando tenía al muñeco del elfo, también tuve una muñeca para ella, y se vendió por el mismo motivo. En su caso era peor porque el cuerpo me encantaba, pero era imposible hacerla posar, las articulaciones estaban tan lijadas que no se tenía en pie, y no había hot glue que lo solucionase. La vendí a una chica australiana que de momento parece que la quiere mucho. Tiene gracia que hasta ahora haya vendido lo menos cinco muñecos y solo recuerde a quien en este caso y en el del elfo. A ver si encuentro moldes nuevos para los dos, y dinero con qué pagarlos, porque me encantaría poder volver a tenerlos.
viernes, 10 de enero de 2014
Mesalina

Los problemas que me ha dado esa mano, no son de recibo. Con ese ángulo, imposible usar una mía de referencia, encima del revés. Uf. Necesito un espejo.
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jueves, 9 de enero de 2014
Pasando revista

miércoles, 8 de enero de 2014
Arminta

A todo eso, parece que solo dibujo gente con orejas de punta. El sombreado raro es porque esta mujer viste de negro. Me ha quedado como muy mio, es el tipo de cosas que he dibujado toda la puñetera vida. Creo que si saco las carpetas de dibujos de hace veinte años encuentro fácilmente seis o siete elfas tal que así, de este porte. Lo cual es un poco triste, osea, no he evolucionado mucho...
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martes, 7 de enero de 2014
Los niños del Brasil / Ira Levin
Hoy toca reseña, esta mañana he acabado un libro, así que al tajo. En justicia empecé a leer esto el año pasado, pero lo he terminado ahora y lo cuento como de este año porque sí, porque me da la gana.
Los niños del Brasil
Ira Levin
The Boys of Brazil. 367 páginas, 1976, edición del 2011, Traducido por Marta I. Guastavino. Zeta.
¿Por qué empecé a leerlo?
La zona de saldos de libros en los supermercados me atrae con fuerza irresistible. Y costaba tres euros. Es verdad que soy mucho más selectiva desde que ya no tengo un duro, pero es uno de esos libros que conoces por el título de toda la vida e incluso puedes decir más o menos de qué va, aunque jamás lo hayas leido. Así que no pude resistirme. No le he quitado la etiqueta del precio. El día de mañana, cuando los libros de bolsillo cuesten veinte euros y nos parezcan baratos y todo, mis retoños verán esa etiqueta y fliparán en colorines, como yo cuando veo que el precio de editor del Camelot de TH White de mi padre eran 60 pesetas. Un tocho de 800 páginas. En una palabra, jarl.
¿De qué va?
El los años setenta el doctor Mengele se reúne en Brasil con varios antiguos militares nazis para organizar una serie de asesinatos programados en fechas concretas que según dice son esenciales para conseguir la supremacía de la raza aria. Un joven judío norteamericano que ha viajado hasta allí por su cuenta y riesgo con la intención de "cazar"antiguos nazis consigue grabar su conversación por pura casualidad. No entiende qué está pasando, pero esa misma noche pone sobre aviso por teléfono a su ídolo, Yakov Liebermann, superviviente de un campo de concentración que mantiene en Viena un centro de documentación sobre ciminales de guerra nazis y que en el pasado contribuyó a encontrar y juzgar a personajes como Eichmann o Stangl. La comunicación se corta antes de que pueda ponerle la grabación. A partir de ese momento Liebermann solo cuenta con unas migajas de información que no acaba de entender para frustrar un plan que lleva décadas en marcha.
Opinión:
Antes de entrar en detalles sobre la novela propiamente dicha tengo que hacer un comentario: el personaje de Yakov Liebermann es practicamente Simon Wiesenthal, cambiando algunos datos de su biografía y seguramente de su personalidad, pero respetando los suficientes como para que sea perfectamente reconocible, principalmente porque a Eichman lo encontró Wiesenthal, que también pasó años detrás de Mengele sin poder llegar nunca a atraparlo. A mi personalmente esto de usar en una novela de ficción personajes reales que todavía están vivos y pueden leerte y opinar me parece muy arriesgado, pero supongo que a Ira Levin le funcionó y que Wiesenthal no se sintió para nada ofendido, porque cuando se llevó la novela al cine Laurece Olivier fue a visitarle para pedirle consejo sobre como prepararse el papel y él le recibió encantado. Aunque no me extraña, la descripción que da de Liebermann en el libro es la de un tipo inteligente, amable, íntegro y heroico. Cualquiera que tenga dos dedos de frente se sentiría halagado.
Volviendo a la novela debo decir que me costó días pasar del primer capítulo. Es básicamente lo que he contado como sinopsis, y el principio, la cena de Mengele y los nazis en un restaurante japonés, se me hizo muy cuesta arriba. Solo son treinta páginas, pero me parecieron más largas que las otras trescientas treinta. Luego a mitad de capítulo acaba la cena, aparece el chico americano y empieza a animarse la cosa. Y menos mal. Es un best seller de manual, bien documentado, con intriga y sorpresas. O debería serlo, aunque hoy en día todos sabemos de qué va. Diré que Liebermann es un bueno muy bueno y Mengele un malo muy malo y que por eso es un libro de entretenimiento más que de otra cosa, pero que me ha gustado porque tampoco me esperaba más, y ahora voy a empezar con los spoilers, así que si alguien todavía no sabe de qué va realmente los niños del Brasil y le preocupa que se lo cuente, por favor, que no siga leyendo.
...
Vale, al grano: 94 clones de Adolf Hitler. La pretensión de Mengele de crear un nuevo reich por el explícito método de repartir por el mundo 96 niños con los mismos genes del fülher en familias similares a la suya (padres arios de clase media, él funcionario, viente años más viejo que ella y que se muera a una edad concreta) me parece como mínimo inocente. Hizo falta mucho para convertir a Hitler en Hitler. Al principio el tipo sólo quería ser pintor (todos los clonecitos tienen pretensiones artísticas en la novela), pero era demasiado mediocre para triunfar. Casi se muere de hambre en la Alemania de postguerra. Eso debió amargarle mucho. Si hubiera podido vivir de sus cuadros, aunque fuera modestamente, lo más probable es que jamás se hubiera metido en política y otro cualquiera hubiese tomado su lugar. Hitler habría sido un amargado profesor de dibujo en un instituto, por ejemplo, y no un jefe de estado. Pero la vida le empujó a descubrir que su talento, el que le granjearía la adoración de millones de personas, no era la pintura sino la oratoria. Una oratoria de la frustración y la amargura del que es pobre y cree que merece más de lo que tiene sin que haya ninguna razón concreta para ello. Esto caló en las capas más bajas de la sociedad en una Alemania muy tocada después de la Primera Guerra Mundial y que llevaba ya mucho tiempo incubando el antisemitismo y la eugenesia. Que eran ideas muy extendidas en aquella época en casi todos los países, por otro lado. En la misma novela lo dice: el momento adecuado, la persona adecuada, y gente adecuada que le siga. Sin esas tres cosas no se puede conseguir nada. El Mengele de la novela cree que por estadística alguno de los experimentos puede funcionar, y siendo como es la estadística siempre es posible, pero yo lo dudo, y el personaje de Liebermann parece estar de acuerdo conmigo cuando decide no hacer nada contra esos niños. El final de la novela sin embargo es un final abierto, un poco efectista. El niño quiere adoración de las masas. "Como en las viejas películas de Hitler." Un recurso barato, pero supongo que se le tiene que perdonar. A Ira Levin siempre se le gustó poner los pelos de punta.

Ira Levin
The Boys of Brazil. 367 páginas, 1976, edición del 2011, Traducido por Marta I. Guastavino. Zeta.
¿Por qué empecé a leerlo?
La zona de saldos de libros en los supermercados me atrae con fuerza irresistible. Y costaba tres euros. Es verdad que soy mucho más selectiva desde que ya no tengo un duro, pero es uno de esos libros que conoces por el título de toda la vida e incluso puedes decir más o menos de qué va, aunque jamás lo hayas leido. Así que no pude resistirme. No le he quitado la etiqueta del precio. El día de mañana, cuando los libros de bolsillo cuesten veinte euros y nos parezcan baratos y todo, mis retoños verán esa etiqueta y fliparán en colorines, como yo cuando veo que el precio de editor del Camelot de TH White de mi padre eran 60 pesetas. Un tocho de 800 páginas. En una palabra, jarl.
¿De qué va?
El los años setenta el doctor Mengele se reúne en Brasil con varios antiguos militares nazis para organizar una serie de asesinatos programados en fechas concretas que según dice son esenciales para conseguir la supremacía de la raza aria. Un joven judío norteamericano que ha viajado hasta allí por su cuenta y riesgo con la intención de "cazar"antiguos nazis consigue grabar su conversación por pura casualidad. No entiende qué está pasando, pero esa misma noche pone sobre aviso por teléfono a su ídolo, Yakov Liebermann, superviviente de un campo de concentración que mantiene en Viena un centro de documentación sobre ciminales de guerra nazis y que en el pasado contribuyó a encontrar y juzgar a personajes como Eichmann o Stangl. La comunicación se corta antes de que pueda ponerle la grabación. A partir de ese momento Liebermann solo cuenta con unas migajas de información que no acaba de entender para frustrar un plan que lleva décadas en marcha.
Opinión:
Antes de entrar en detalles sobre la novela propiamente dicha tengo que hacer un comentario: el personaje de Yakov Liebermann es practicamente Simon Wiesenthal, cambiando algunos datos de su biografía y seguramente de su personalidad, pero respetando los suficientes como para que sea perfectamente reconocible, principalmente porque a Eichman lo encontró Wiesenthal, que también pasó años detrás de Mengele sin poder llegar nunca a atraparlo. A mi personalmente esto de usar en una novela de ficción personajes reales que todavía están vivos y pueden leerte y opinar me parece muy arriesgado, pero supongo que a Ira Levin le funcionó y que Wiesenthal no se sintió para nada ofendido, porque cuando se llevó la novela al cine Laurece Olivier fue a visitarle para pedirle consejo sobre como prepararse el papel y él le recibió encantado. Aunque no me extraña, la descripción que da de Liebermann en el libro es la de un tipo inteligente, amable, íntegro y heroico. Cualquiera que tenga dos dedos de frente se sentiría halagado.
Volviendo a la novela debo decir que me costó días pasar del primer capítulo. Es básicamente lo que he contado como sinopsis, y el principio, la cena de Mengele y los nazis en un restaurante japonés, se me hizo muy cuesta arriba. Solo son treinta páginas, pero me parecieron más largas que las otras trescientas treinta. Luego a mitad de capítulo acaba la cena, aparece el chico americano y empieza a animarse la cosa. Y menos mal. Es un best seller de manual, bien documentado, con intriga y sorpresas. O debería serlo, aunque hoy en día todos sabemos de qué va. Diré que Liebermann es un bueno muy bueno y Mengele un malo muy malo y que por eso es un libro de entretenimiento más que de otra cosa, pero que me ha gustado porque tampoco me esperaba más, y ahora voy a empezar con los spoilers, así que si alguien todavía no sabe de qué va realmente los niños del Brasil y le preocupa que se lo cuente, por favor, que no siga leyendo.
...
Vale, al grano: 94 clones de Adolf Hitler. La pretensión de Mengele de crear un nuevo reich por el explícito método de repartir por el mundo 96 niños con los mismos genes del fülher en familias similares a la suya (padres arios de clase media, él funcionario, viente años más viejo que ella y que se muera a una edad concreta) me parece como mínimo inocente. Hizo falta mucho para convertir a Hitler en Hitler. Al principio el tipo sólo quería ser pintor (todos los clonecitos tienen pretensiones artísticas en la novela), pero era demasiado mediocre para triunfar. Casi se muere de hambre en la Alemania de postguerra. Eso debió amargarle mucho. Si hubiera podido vivir de sus cuadros, aunque fuera modestamente, lo más probable es que jamás se hubiera metido en política y otro cualquiera hubiese tomado su lugar. Hitler habría sido un amargado profesor de dibujo en un instituto, por ejemplo, y no un jefe de estado. Pero la vida le empujó a descubrir que su talento, el que le granjearía la adoración de millones de personas, no era la pintura sino la oratoria. Una oratoria de la frustración y la amargura del que es pobre y cree que merece más de lo que tiene sin que haya ninguna razón concreta para ello. Esto caló en las capas más bajas de la sociedad en una Alemania muy tocada después de la Primera Guerra Mundial y que llevaba ya mucho tiempo incubando el antisemitismo y la eugenesia. Que eran ideas muy extendidas en aquella época en casi todos los países, por otro lado. En la misma novela lo dice: el momento adecuado, la persona adecuada, y gente adecuada que le siga. Sin esas tres cosas no se puede conseguir nada. El Mengele de la novela cree que por estadística alguno de los experimentos puede funcionar, y siendo como es la estadística siempre es posible, pero yo lo dudo, y el personaje de Liebermann parece estar de acuerdo conmigo cuando decide no hacer nada contra esos niños. El final de la novela sin embargo es un final abierto, un poco efectista. El niño quiere adoración de las masas. "Como en las viejas películas de Hitler." Un recurso barato, pero supongo que se le tiene que perdonar. A Ira Levin siempre se le gustó poner los pelos de punta.
lunes, 6 de enero de 2014
Gatonfadao dice...

(Para los que vengan de nuevas y no estén familiarizados con mi vida y milagros, el Gato es mi novio. Es un apodo, una declaración de principios y casi una forma de vida.)
domingo, 5 de enero de 2014
El elfo impronunciable

Pero hablemos de Jwltzi. Nombre completo: Aldon Jwrelihatzi. Jwltzi es un apodo que viene por semejanza con el apellido y que significa chispa. Es un mago elfo bajito y ancho de espaldas en una sociedad donde ninguna de esas tres cosas está muy bien vista. Además es pelirrojo, de un tono especialmente rabioso, imposible de peinar, y tiene tendencia a coger peso. Por lo demás es encantador, siempre que no te moleste que cuando no está intentando aprenderlo todo sobre todo, está intentando enseñártelo.
No, no es miope. Las gafas son mágicas, sirven para leer idiomas extranjeros. Cuando viaja las lleva permanentemente colgadas del cuello, porque es muy cotilla y va leyendo todos los carteles. También lleva siempre las gafas de seguridad, por si acaso, porque lo de chispa no solo le viene del apellido, es que tiene un nivel de magia latente muy bruto y tiende a soltarlo sin darse cuenta, lo que se traduce en calambrazos e incendios expontáneos si no toma medidas. Esa es una de las razones por las que los magos son unos miembros muy respetables de la sociedad que nadie quiere tener cerca, si puede evitarlo. Le hemos pillado trabajando porque es lo que hace si no está comiendo o durmiendo.
Las patillas son lo más parecido a la barba que le puede salir a un elfo, porque son lampiños. A algunos les crece más y a otros menos, pero no se las afeitan, las dejan crecer igual que el resto del pelo de la cabeza. La moda de la época es llevar el pelo largo, pero a Jwltzi no le queda muy bien porque se le riza demasiado, y además los magos tienden a llevarlo corto. Algunas órdenes de magia incluso se afeitan la cabeza. Es una convención social más destinada a que a los magos se les distinga bien, hasta cuando no llevan túnica.
No se si se ve bien, pero tiene pupilas de gato, todos los elfos las tienen, razón por la cual los humanos que viven en el norte les llaman "gatos". Por los ojos y las orejas de punta, por lo ágiles, y por rancios. Ellos corresponden apodándoles cariñosamente "cerdos". En ese continente los elfos son nativos y los humanos colonos, y si no fuera por su mayor nivel tecnológico (basado principalmente en la magia, que se les da mejor a los elfos porque su cerebro está mejor acondicionado para ello, no porque sean más inteligentes, sino porque son multitarea, por decirlo así) ya les habrían conquistado hace siglos, porque los humanos son infinitamente más belicosos. Los elfos se limitan a mantenerlos a raya y si les dejan vivir allí es porque nadie más querría: llueve seis meses al año y cuando para de llover es porque nieva.
Y paro ya, que me embalo. Tengo demasiado pensada esta historia, si me descuido me paso horas disertando sobre ella. Si consiguiera centrarme lo suficiente como para organizarla...
sábado, 4 de enero de 2014
Gwendel

viernes, 3 de enero de 2014
No le llames iluso porque tenga una ilusión

Si, lo sé, soy muy cochina dibujando, y mira que este apenas está guarreado (porque apenas está borrado, si se ven los encajes y todo, yo es que no soy muy fan del borrador) pero de momento tendrá que valer. Tampoco es tan mala manera de empezar, digo yo.
Willkommen, bienvenue, welcome...
Lo he buscado en google, porque ya estoy harta de escribirlo fonéticamente cada vez que empiezo un blog o algo así XDDDD
Este blog nace con la intención de ser un ejercicio de constancia. Como ya me conozco y sé que la constancia no es lo mío no se cuanto tiempo durará, pero vamos a intentarlo.
Lo mínimo sería postear una vez al día, a ser posible un dibujo. Necesito dibujar. También necesito escribir, pero para eso hace falta bastante más inspiración, dibujar es mucho más inmediato, a veces basta con copiar lo que tienes delante. Con tanta urgencia hay muchas probabilidades de que sea un cabezón o un gato, que es lo que más rápido me sale, y a lápiz, pero en fin, al menos es un dibujo. También debería postear reseñas de lo que veo y leo, aunque suelo ver y leer con mucho retraso con respecto al resto del universo, así que es posible que más que útiles, sean risibles. Y textos. Si fueran microrelatos o uno largo serializado sería ideal, pero no creo, seguramente acabaré contando lo que he soñado o lo que he visto en el metro. Que tampoco está tan mal.
Adecentaré el entorno más adelante. De momento, empezamos.
Este blog nace con la intención de ser un ejercicio de constancia. Como ya me conozco y sé que la constancia no es lo mío no se cuanto tiempo durará, pero vamos a intentarlo.
Lo mínimo sería postear una vez al día, a ser posible un dibujo. Necesito dibujar. También necesito escribir, pero para eso hace falta bastante más inspiración, dibujar es mucho más inmediato, a veces basta con copiar lo que tienes delante. Con tanta urgencia hay muchas probabilidades de que sea un cabezón o un gato, que es lo que más rápido me sale, y a lápiz, pero en fin, al menos es un dibujo. También debería postear reseñas de lo que veo y leo, aunque suelo ver y leer con mucho retraso con respecto al resto del universo, así que es posible que más que útiles, sean risibles. Y textos. Si fueran microrelatos o uno largo serializado sería ideal, pero no creo, seguramente acabaré contando lo que he soñado o lo que he visto en el metro. Que tampoco está tan mal.
Adecentaré el entorno más adelante. De momento, empezamos.
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