martes, 4 de febrero de 2014

Merlín... de otra manera

Por lo general cuando quiero dibujar de otra manera lo que hago es elegir una ilustración de otra persona y copiarla. Así como suena. La copio lo más fielmente que puedo y luego escojo un motivo distinto (pero no mucho) e intento dibujarlo como lo haría esa otra persona, confiando en que la mano tenga memoria y se acuerde de lo que acaba de hacer. Sé que parece una tontería, pero funciona. La puñetera se acuerda. ¿Cómo creéis que aprendí a dibujar, si no? Pues como todos, copiando. Veía algo que me gustaba y lo copiaba. Desde Disney al manga, pasando por las estampas de vírgenes con niño que hacía para las felicitaciones de navidad (coloreadas con plastidecor). Hace años cambiaba ligeramente de estilo de tanto en tanto, hasta el punto que hubo una época en que dudaba de tener un estilo propio. Pero lo tengo, claro. Cuando no estoy copiando nada, cuando no tengo un modelo delante, las cosas que dibujo son bastante uniformes. Este blog está lleno de ellas.

Así que hoy he cogido el block y me he preguntado a mi misma ¿qué quiero dibujar? Tengo muchas cosas pendientes, tengo los cuentos de hadas de la semana y los personajes de Concha y hasta me han pedido un retrato, y algún día me animaré con los chistes de gatos (que tengo unos cuantos en el tintero) pero ahora mismo, cuatro de febrero del dos mil catorce, lo que me apetecía era dibujar algo distinto. No en el tema, sino en el estilo (el tema de nuevo no tiene nada, es la tercera vez que dibujo a Merlin, justo estoy viendo la serie estos días). Y por una vez sin copiar activamente a nadie. A ver qué salía.

No sé que os parece a vosotros. A quien os recuerda. A mi me gusta.

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